No estoy segura si la mujer es ciega. Sus ojos, sin embargo, están teñido de gris espejo, como las escamas de un pescado recién salido del mar... más aún: cómo los ojos reventados y cristalinos de un pescado en la escarcha de un aparador.
Son mis primeras horas en París. No es ese París misterioso de edificios largos color arena, es el París de la banlieue, gris y con anchos puentes grafiteados, con el pasto crecido y revoloteado por el viento del tren suburbano al pasar.
La mujer debe ser Consuelo Velásquez vuelta clochard. Jala una bocina en un caddy de metal y sostiene un micrófono arreglado con cinta aislante. Su voz es caramelo, espeso en sus bordes, expandiéndose lento. Yo que hace menos de 20 horas estaba en México, estoy ahora en el RER escuchandola cantar "Bésame mucho". Con ese patético sentimiento del que se cree exiliado, pero que no lo está, pero que es todavía un mero turista, me emociono con la canción y sus arreglos de campanillas. Me encontraré varias veces a esa mujer en la misma línea del RER, pero ésta vez, ésta, me emociona. Desconozco aún que el verdadero exiliado, cuando se afronta al recuerdo del origen no siente emoción sino duelo.
Son mis primeras horas en París. No es ese París misterioso de edificios largos color arena, es el París de la banlieue, gris y con anchos puentes grafiteados, con el pasto crecido y revoloteado por el viento del tren suburbano al pasar.
La mujer debe ser Consuelo Velásquez vuelta clochard. Jala una bocina en un caddy de metal y sostiene un micrófono arreglado con cinta aislante. Su voz es caramelo, espeso en sus bordes, expandiéndose lento. Yo que hace menos de 20 horas estaba en México, estoy ahora en el RER escuchandola cantar "Bésame mucho". Con ese patético sentimiento del que se cree exiliado, pero que no lo está, pero que es todavía un mero turista, me emociono con la canción y sus arreglos de campanillas. Me encontraré varias veces a esa mujer en la misma línea del RER, pero ésta vez, ésta, me emociona. Desconozco aún que el verdadero exiliado, cuando se afronta al recuerdo del origen no siente emoción sino duelo.