sábado, 29 de marzo de 2014

Le panneau de la Cité Universitaire

A Naim J.

Solo existen dos países en el mundo:
Siria y México.
Son demasiadas pocas fronteras para la división de cinco continentes geopolíticos. Hay que incluir entonces Argentina; Turquía; Francia; Canadá.

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Ahora recuerdo porque las cosas conmigo no funcionaban. 
Claro, porque era de esas que se attache tres tôt
La vida es más difícil y más intensa para las dramáticas. 
Y mucho más llena de ilusiones, de fantasmas retocados en gouche como pinturas de Doré.

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Le he gustado al azar a tres o cuatro hombres en mi vida. Con ninguno tuve un relación  ni cayeron perdidamente enamorados. Quizás una cosa distinta es el azar y otra el destino; quizás casi no se juntan nunca. 

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Detesto el mundo de la expectativa. Me decepciono con facilidad. Cualquier timbre telefónico, cualquier notificación en el teléfono, cualquier toquido en cualquier puerta, cualquier voz que se alza entre la multitud dirige a mi ingenuo corazón a lo deseado; pero si algo se puede relacionar con tanta facilidad con todo es porque no se relaciona con nada. Esa es, camaradas, la diferencia entre la ilusión y la esperanza.

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Soy como el cervatillo que corre ante el menor ruido pero que espera ser cazado. 
No sabe, sin embargo, que el cazador ha incluso limpiado el rifle.

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Cualquier ruido eres tú. No, más bien todos los ruidos eres tú. Todos los timbres, todos los cláxones, todos los repiques de todos los teléfonos; todos las campanadas en todas las iglesias... pero con ninguno me hablas. 

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Hay otro mundo. En ese mundo, una de mis yos equivalentes hacían caer de amor a cada hombre que el azar le traía. En ese mundo; los enamorados se batían a hierro y escudo y las cabezas rodaban por el piso inflamadas de borbotones de amor que se convertían en culebras enamoradas (también Medusa ama) . En ese mundo yo era Helena la bella, y todos eran París.

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