Las palabras no tienen significado sino emoción: el agua me significa en la garganta seca, la memoria en mi padre que me falta. Detrás de las montaña está Siria.
viernes, 4 de abril de 2014
jueves, 3 de abril de 2014
Lorena B.
Tenía el cuerpo de luz.
De luz tan blanca
que se hacía leche
cuando andaba
Tenía la cintura
hilvada con un hilo blanco
que le señia el cuerpo
y le daba la silueta
de una estatuilla de marmól
El marmól mismo palidecía a su lado
de envidia
por la luz que se colaba
por debajo de las bolsas de los ojos
y el rosa de sus mejillas
se encendía
como una rosa de castilla
deshojada a destiempo.
Ella vivía, sin embargo,
como si fuera
cualquier chica
con un bonche de papeles en el saco
un ensayo para corregirles los errores
un tren al que se debería llegar a tiempo
De luz tan blanca
que se hacía leche
cuando andaba
Tenía la cintura
hilvada con un hilo blanco
que le señia el cuerpo
y le daba la silueta
de una estatuilla de marmól
El marmól mismo palidecía a su lado
de envidia
por la luz que se colaba
por debajo de las bolsas de los ojos
y el rosa de sus mejillas
se encendía
como una rosa de castilla
deshojada a destiempo.
Ella vivía, sin embargo,
como si fuera
cualquier chica
con un bonche de papeles en el saco
un ensayo para corregirles los errores
un tren al que se debería llegar a tiempo
Pequeño sonido
Naim tenía un pequeño sonido.
El pequeño sonido era su llave mágica.
Como él código que un mago entrega a un aprendíz
(o un sheikh a su discípulo).
El pequeño sonido era dulcísimo
y suave
como la parte interna del ala
de una ave
antes del primer vuelo.
Era una respuesta
a cualquier cosa
pero era
el código
de su tristeza
de su duda
de su curiosidad
de su extrañeza
de la distancia que te regalaba
desde su inteligencia
no llegaba a ser una palabra
no era una palabra
porque así
como sonido
podía ser cualquier cosa.
(que tristeza sentirá
mi memoria
cuando no recuerde más
el pequeño sonido de Naim
el bufido
el soplo de curiosidad
y misterio
con el que me contestaba Naim
cuando le hablaba).
El pequeño sonido era su llave mágica.
Como él código que un mago entrega a un aprendíz
(o un sheikh a su discípulo).
El pequeño sonido era dulcísimo
y suave
como la parte interna del ala
de una ave
antes del primer vuelo.
Era una respuesta
a cualquier cosa
pero era
el código
de su tristeza
de su duda
de su curiosidad
de su extrañeza
de la distancia que te regalaba
desde su inteligencia
no llegaba a ser una palabra
no era una palabra
porque así
como sonido
podía ser cualquier cosa.
(que tristeza sentirá
mi memoria
cuando no recuerde más
el pequeño sonido de Naim
el bufido
el soplo de curiosidad
y misterio
con el que me contestaba Naim
cuando le hablaba).
Catalina
Recogiéndolo en una coleta se cortaría el cabello.
Con las tíjeras recién prestadas lo cortaría parejo.
Los bucles dorados caerían al piso
y si fueran de oro
los recogería para comer
un crepe en la Bastille.
Con las tíjeras recién prestadas lo cortaría parejo.
Los bucles dorados caerían al piso
y si fueran de oro
los recogería para comer
un crepe en la Bastille.
Preludio para una historia de tres días
Esta historia no debería tampoco ser contada.
No es pues, una historia.
No hay, pues, constancia de que los dos actores del relato hayan existido. Hay, sòlo indicios, pero como en cualquier investigaciòn criminològica, los indicios no son suficiente para incriminar culpables.
De hecho, la historia es tan fugaz que podria no haber existido: como esos niños que las madres sacan del vientre antes de tres meses. Como esos niños que no tuvieron nombre y que sin embargo, vienen cada tanto, como fechas del calendario: "hoy hubieran sido tres años".
***
Lo fugaz no existe.
Lo fugaz es como el viento que gira antes de golpear el mar.
Que tan sólo silba
como diciendo
no soy aire
soy viento
soy ciclón
soy remolino
y luego desaparece sin golpear la ola.
***
(Variación del árbol que cae)
Sí la persona con quien has hablado no recuerda lo que le has dicho:
¿es qué lo has dicho realmente o
es que
quizás
el viento y las ondas
al salir de tu boca
se desordenaron en aire?
(¿Es el llanto una palabra?)
Bouillore
De
París me despedí a cachos: como quien alarga la palabra para no
terminar tan pronto de decirla. Un poco un viernes, otro poco un sábado,
otro poco en domingo y otro poco en lunes. Cada cosa regalada a buenas
manos, era como un hijo salido del hospicio. Que tristeza y que drama es
mudarse para los que nos apegamos hasta a los objetos más ínfimos. La
calma que me dio que Jairo se quedará con la bouilloire: fue como ceder un hijo.
Valijas
Boletos de metro
Boletos de avión
Tickets de compras que no cotejaría nunca
Números de teléfonos en papelitos blancos: 06, 06, 07. Cualquier cosa.
La llave de una bicicleta perdida hace más de tres años.
Pelusas.
Libros.
La maleta estaba llena de planes.
Planes que pagaba por kilo.
Había un jabón de Siria, y un libro cuya dedicatoria es imposible de leer sino es con la memoria.
Había una boleto de cine del 2008:
Quemar las naves.
Sala Julio Bracho. 18.30pm.
Boletos de avión
Tickets de compras que no cotejaría nunca
Números de teléfonos en papelitos blancos: 06, 06, 07. Cualquier cosa.
La llave de una bicicleta perdida hace más de tres años.
Pelusas.
Libros.
La maleta estaba llena de planes.
Planes que pagaba por kilo.
Había un jabón de Siria, y un libro cuya dedicatoria es imposible de leer sino es con la memoria.
Había una boleto de cine del 2008:
Quemar las naves.
Sala Julio Bracho. 18.30pm.
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