jueves, 3 de abril de 2014

Bouillore

De París me despedí a cachos: como quien alarga la palabra para no terminar tan pronto de decirla. Un poco un viernes, otro poco un sábado, otro poco en domingo y otro poco en lunes. Cada cosa regalada a buenas manos, era como un hijo salido del hospicio. Que tristeza y que drama es mudarse para los que nos apegamos hasta a los objetos más ínfimos. La calma que me dio que Jairo se quedará con la bouilloire: fue como ceder un hijo.

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