martes, 8 de abril de 2014

Cementerio

Me paseo al azar en blogs, perfiles de redes sociales, albumes fotógraficos.

Son cementerios.

Cementerios artificiales.

Para mí padre la muerte no estaba tan presente:

los lugares, las anécdotas, las palabras, se desvanecían con el tiempo

y perduraba sólo

lo que se grabara dentro del cráneo.


Yo puedo, sin embargo,

revisar un mensaje de amor

dejado por un amante hace diez años

acompañado de una foto

de mil fotos.

Todas de una persona que no soy

hace ya tiempo. 

Descalibrado

Regresaré a casa con el español descalibrado

sepa usted,

que eso tampoco hace daño

cada palabra que traigo

de afuera de mis tierras

es un regalo

una cajita de música

que resuena fuera de mi boca

aúnque sólo yo la oiga

como debiera.

 

Resistol

La nostalgia se sale del cuepo poco a poco.


A veces, sin embargo, necesitas rascartela de la piel

con las uñas


como esas capas de pegamento blanco

que nos poníamos de niños en los dedos

y que cuando lograbamos arrancarla

en una pieza

eran una copia perfecta de nuestras huellas.

Pequeño monumento dactilar

que admirabamos unos segundos

para luego apretar 

de nuevo

entre índice y pulgar

una gota más de pegamento. 






lunes, 7 de abril de 2014

Moneda

Envolví la moneda de arabia saudita en  un papel

Y la guarde en la cajita de las memorias USB.

Recuerdo que me preguntó: ¿Y qué pasa con Hatay?

Nada pasaba con Hatay

Y ese era el problema.

Todo pasó en París

en un segundo que se terminó

en el cuarto 59 del quinto piso.

También el tiempo es una creación de Dios,
me dijo luego Hatay.

Y entonces ví

al tiempo todo

cargándonos en su lomo
antes de enroscarse a dormir.



viernes, 4 de abril de 2014

Las palabras no tienen significado sino emoción: el agua me significa en la garganta seca, la memoria en mi padre que me falta. Detrás de las montaña está Siria.

jueves, 3 de abril de 2014

Lorena B.

Tenía el cuerpo de luz.
De luz tan blanca
que se hacía leche
cuando andaba

Tenía la cintura
hilvada con un hilo blanco
que le señia el cuerpo

y le daba la silueta

de una estatuilla de marmól

El marmól mismo palidecía a su lado

de envidia

por la luz que se colaba
por debajo de las bolsas de los ojos

y el rosa de sus mejillas
se encendía
como una rosa de castilla
deshojada a destiempo.


Ella vivía, sin embargo,
como si fuera
cualquier chica
con un bonche de papeles en el saco
un ensayo para corregirles los errores
un tren al que se debería llegar a tiempo

Pequeño sonido

Naim tenía un pequeño sonido.
 El pequeño sonido era su llave mágica.
Como él código que un mago entrega a un aprendíz
(o un sheikh a su discípulo). 

El pequeño sonido era dulcísimo
y suave
como la parte interna del ala
de una ave
antes del primer vuelo.


Era una respuesta
a cualquier cosa

pero era
el código
de su tristeza
de su duda
de su curiosidad

de su extrañeza

de la distancia que te regalaba
desde su inteligencia

no llegaba a ser una palabra
no era una palabra

porque así
como sonido

podía ser cualquier cosa. 



(que tristeza sentirá
mi memoria
cuando no recuerde más
el pequeño sonido de Naim
el bufido
el soplo de curiosidad
y misterio
con el que me contestaba Naim
cuando le hablaba).