A Naim J.
Quise gritarte desde la avenida. Quise ser esa amiga que te gritara, una o dos veces a la semana, para despertarte o para verte salir, a torso desnudo, medio dormido, después de haber revolucionado el mundo desde tu pequeño cuarto de la Cité.Quise.
No pude. No tenía, no tuve, el tiempo necesario para ser "esa que te gritaba siempre desde la avenida P. de Coubertin".
Tuve tan sólo un día (el día que me iba de París) y en lugar de gritarte para despedirme lo use para decir a mi amiga: -Esa, la de la bandera pirata, es su ventana-
-¿Cuál bandera? No la veo- me dijo, jalando las palabras con su acento de sur altivo.
-Bueno, no la bandera, la pañoleta, el trapo negro colgando del balcón-
-ah-
Y eso fue una buena parabola, de como yo, transfigurando la realidad, te veía.
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